En la rama está el fruto…METAS 

 En la rama está el fruto…METAS 

En la rama está el fruto…METAS 

   La vida exige a todo individuo una contribución, y depende del individuo descubrir en qué consiste.  Viktor Frankl 

 

En este video blog quiero hablar sobre la forma de establecer metas y cómo lograrlas, el porqué debemos establecerlas y ciertos principios que debemos seguir para alcanzarlas. 

Viktor Frankl, en su obra clásica, La humana búsqueda de sentido, describe la vida en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Frankl calculó que solo uno de cada veintiocho prisioneros lograba sobrevivir a los horrores de la prisión. Por tanto, él realizó un estudio para establecer por qué unas cuantas personas lograban sobrevivir, mientras que muchas otras perecían. 

Advirtió que los sobrevivientes no necesariamente eran los más aptos físicamente o los más saludables, o los mejor nutridos o los más inteligentes. Lo que descubrió fue que quienes sobrevivieron, tenían una razón para seguir adelante. Tenían una META. En el caso de Frankl, su ardiente deseo era volver a ver el rostro de su esposa. Todos los sobrevivientes tenían metas diferentes, pero al final de cuentas tenían una meta. 

Son las metas las que nos hacen seguir adelante. ¿Cuántas veces hemos sabido de alguien que se retira después de cuarenta años de trabajo y muere unos meses más tarde? En cuanto perdemos el impulso – la dirección – ¡estamos en aprietos! ¿Te has dado cuenta de que te sientes más feliz en mitad de un proyecto que al finalizarlo? ¿Has observado que cuando concluyes un proyecto, te abocas a buscar uno nuevo? 

Aquí hemos de reconocer dos puntos de gran importancia: 

 

POR NATURALEZA ESTABLECEMOS METAS 

No podemos vivir sin ellas o, al menos, no por mucho tiempo. Por lo tanto, si todavía no has establecido tus metas, no tardes en hacerlo. 

NO IMPORTA TANTO LA META, SINO EL HECHO DE TENERLA. Algunas personas se las ingenian para posponer continuamente aquello que les gustaría hacer en la vida. Como no están totalmente seguras de que la meta que tienen en mente sea lo que más les conviene, ¡nunca hacen nada! 

Tomemos por ejemplo a Juan Pérez, que piensa inscribirse una vez más en la universidad para obtener una licenciatura. Sin embargo, no está seguro si eso es lo que más le conviene. ¡El problema es que ha estado tratando de decidirse desde hace treinta años, y ya tiene cincuenta y siete! No le queda mucho tiempo. 

Si Juan Pérez regresa a la universidad y se da cuenta de que ya no es para él, excelente. Al menos ya lo sabe. Muchas veces la gente piensa: «¡Qué terrible sería tomar una decisión errada! ¿Qué tal si me propongo una meta que no me haga feliz?”. En realidad, sería maravilloso, porque habrán eliminado una posibilidad y conocerán con mayor razón qué los hace felices y qué no. 

Una vez más podemos señalar que las personas con éxito consideran a los errores como experiencias valiosas, mientras que las personas fracasadas juzgan que las equivocaciones solo traen frustraciones. 

 

LA LEY DE PRECESIÓN 

Buckminster Fuller, reconocido como una de las mentes más creativas de este siglo, describió la «ley de precesión» como parte del proceso de establecer metas. 

La «precesión» es el principio por el cual, al buscar una meta, invariablemente obtenemos muchas más cosas. Lo importante no es el solo hecho de alcanzar la meta, sino aprender y perfeccionamos en el proceso. 

Es posible que Fred piense: «¡Pasé cuatro años en la universidad para conseguir este miserable pedazo de papel ! «.Lo que no advierte es que también conoció a mucha gente, que aprendió mucho de sí mismo y que obtuvo muchas experiencias que de otro modo no hubiera tenido. Lo importante no es el papelito, sino el recorrido efectuado. 

Si has decidido cruzar Europa caminando, comprar un Ferrari o iniciar una nueva compañía, lo importante no es la caminata, el auto o la empresa, sino el tipo de persona en que tienes que convertirte a fin de lograr tu meta. 

Es probable que al perseguir tus metas adquieras mayor determinación, que refines tu poder de persuasión, que aprendas acerca de la disciplina personal, que acrecientes tu ímpetu, que aprendas a volar un avión, que logres una mayor seguridad en ti 

mismo, que conozcas a la pareja ideal o que aprendas a elaborar cheques. 

Los logros que obtengas al perseguir tus metas no tienen mayor importancia. Lo que realmente interesa es «¿en qué te TRANSFORMASTE?». 

Cuando te empeñes por alcanzar una meta, vale la pena que recuerdes cómo operan las cosas en este planeta. Nada se mueve en línea recta. Ninguna meta se alcanza sin antes haber librado diversos obstáculos. 

A base de embestidas y retiradas, la marea sube poco a poco hasta cubrir la playa. El árbol, al desarrollarse, pierde sus hojas periódicamente; pero en cada oportunidad, crece un poco para compensar la pérdida. Los obstáculos son parte de este mundo. 

Desafortunadamente, ciertas personas pretenden progresar sin tener en cuenta esa situación. Por tanto, Mary inicia su dieta para reducir de peso, pero al advertir que hay altibajos en el proceso, decide que la meta que se ha propuesto es demasiado difícil de lograr para ella; y permanece gorda para el resto de sus días. Fred decide establecer un plan de ahorro, pero después de uno o dos gastos imprevistos, concluye que es imposible ahorrar dinero y desecha toda esperanza de lograr alguna vez la independencia económica. 

Las personas con éxito no son tan brillantes, ni tan especiales, ni tan talentosas. Sencillamente entienden cómo funcionan las cosas, y saben que el progreso personal tiene que ocurrir en concordancia con los principios que gobiernan todo lo que existe a su alrededor. 

Ellos comprenden que el logro de nuestras metas se debe a que nos corregimos continuamente. Nos salimos de curso, corregimos y recuperamos la dirección correcta. El capitán de un barco hace lo mismo. También quienes lanzan al espacio los cohetes especiales y los misiles. Corregir. Corregir. Corregir. 

 

OTRA RAZÓN PARA ESTABLECER METAS 

Ya hemos hablado de cómo gravitamos hacia lo que más pensamos. Si tienes metas claras en tu mente, tus pensamientos te ayudarán a llegar a ellas. Si no tienes metas, tus pensamientos de todas formas te llevarán hacia aquello en lo que más piensas. Tu mente te proyectará en dirección de tus pensamientos dominantes, suponiendo que tus pensamientos dominantes sean tus metas. 

 

REDACTA TUS METAS 

Todos los oradores motivacionales que he escuchado tienen algo en común. Todos ellos sugieren, indican, ruegan, insisten en que pongamos por escrito nuestras metas. 

Cuando vas de compras, por lo general elaboras una relación de lo que necesitas. Esa lista te guía. Si sales de casa con la intención de comer, no esperas regresar a los cinco minutos preguntándote: «¿Pero qué estoy haciendo con este desarmador en la mano? ¡Se supone que salí a comprar una hamburguesa!». 

Solemos elaborar largas listas para que nada nos falte en las fiestas. Anotamos servilletas, bebidas, galletas, bocadillos, etcétera. 

Lo insólito es que a pesar de que sabemos que las listas funcionan, solo alrededor de un tres por ciento de nosotros las empleamos para ordenar nuestras vidas. En el evento más importante de todos –la vida–, la de la gente deambula sin tener la más mínima intención de elaborar una lista de lo que quiere y sí, en cambio, todo el tiempo se pregunta por qué nunca logra nada. 

Elaborar una lista no es lo único que debemos hacer, pero constituye un método y una estructura que nos ayuda para lograr lo que deseamos en la vida. Aun así, la mayoría de las personas dedica más tiempo a planear sus fiestas que sus vidas; y luego se preguntan por qué no son todo lo felices que podrían ser. 

¡Las listas funcionan! Funcionan para salir de compras y para la vida. 

 

EN SÍNTESIS 

Las metas son vehículos que pueden llevarnos a lograr más de lo que ahora somos. Necesitamos metas no tanto por los resultados finales, sino porque, al perseguirlas, nos transformamos. 

 

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