EL FRACASO COMO ESTIMULANTE

 EL FRACASO COMO ESTIMULANTE

EL FRACASO COMO ESTIMULANTE

Hasta los fracasos deberían obrar como estimulantes del poder de tu voluntad y de tu progreso material y espiritual. Quita las causas del fracaso, y emprende otra vez, con renovado vigor, lo que quieres realizar. La época del fracaso es el mejor tiempo para sembrar las semillas del éxito. La maza de las circunstancias puede aporrearte, más tu conserva la cabeza erguida. Prueba siempre una vez más, no importa cuántas veces hayas fracasado. Lucha siempre, aún cuando creas que ya hiciste cuanto podías; lucha hasta que tus esfuerzos se vean coronados por el éxito. Cada nuevo esfuerzo después de un fracaso, debe ser cuidadosamente planeado y cargado de una creciente intensidad de atención y del poder dinámico de la voluntad.

A y B luchaban. Al cabo de mucho tiempo, A dijo: «No puedo luchar más». Entonces B dijo para si: «Nada más que otro golpe», y lo dió, y A cayó al suelo. Haz tú lo mismo. Da tu último golpe. Usa el poder de tu voluntad.

El que ha triunfado puede haber tenido más dificultades que el que fracasó, pero no hace mención de ellas: rechaza en todo tiempo la idea del fracaso.

Si no sabes cambiar tu mente del fracaso al éxito, de la ansiedad a la calma, de la divagación a la concentración, de la inquietud a la paz y al consciente y divino gozo interior, entonces todos los afanes de tu vida han sido en vano. Pero si has logrado ese control, el propósito de tu vida se ha cumplido gloriosamente.

Supongamos que has fracasado mucho. Sería necio, de todas maneras, abandonar la lucha aceptando el fracaso como un decreto del destino. Es mejor morir luchando que abandonar la lucha mientras hay posibilidad de obtener algo; pues, aunque venga la muerte, tus afanes han de renovarse pronto en otra vida. El éxito o el fracaso te vienen solo por adquisición, por merecimiento son el resultado de lo que hiciste en el pasado, más lo que haces ahora. Debes por tanto estimular todos los pensamientos de éxito de tus vidas pasadas hasta vitalizarlos de nuevo, y contrarrestar la influencia de tus tendencias al fracaso.

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