MÁS ALLÁ DE LAS OPERACIONES RETÓRICAS PARA PERSUADIR EN UN NUEVO CURSO DE CIPAL
Por: Eglis Gaínza
En los cursos de Oratoria de la Institución CIPAL se contempla las cinco operaciones de la RETÓRICA.
Las tres primeras (la invención, la disposición y la elocución) enseñan a construir el discurso.
La invención consiste en el hallazgo de las pruebas racionales y de los recursos emocionales.
La disposición distribuye esos hallazgos en las distintas partes del discurso.
Y la elocución adorna el discurso por medio de recursos estilísticos, de figuras retóricas y de tropos, haciéndolo más atractivo.
La activación de esas tres operaciones permite escribir un discurso perfectamente argumentado, estructurado y adornado esa es la fortaleza de nuestra Institución y que hace que las personas se inscriban en los Cursos de Oratoria y Liderazgo.
Una vez que el discurso está escrito, se activan los dos restantes operaciones retóricas: la memoria y la acción o pronunciación:
La memoria da consejos que ayudan a memorizar el discurso, para pronunciarlo como si se estuviera improvisando.
Y la acción/pronunciación facilita normas para su exposición ante el auditorio.
La acción se relaciona con la vestimenta, la postura del cuerpo y el empleo de los gestos y de la mirada por parte del orador, y la pronunciación con el uso de su voz. Los gestos deben adecuarse siempre a la voz y al contenido del discurso, reforzando su significado.
Pero en Cipal hemos visto que la retórica se puede vincular con la neurociencia nos hemos percatado en el grupo académico que la moderna neurociencia ha refrendado la intuición de la Retórica sobre las partes del discurso.
Los neurocientíficos han mostrado cómo tomamos decisiones en la vida normal.
En un primer momento las emociones nos ayudan a descartar algunas posibilidades, reduciendo el número de opciones.
Posteriormente, entra en juego la razón, que sopesa la larga lista de pros y contras de las opciones seleccionadas. Esta lista suele ser larga y equilibrada, y por sí sola nunca nos llevaría a tomar una decisión. Finalmente, vuelven a aparecer las emociones, haciendo que nos inclinemos por una postura determinada.
Si no fuera por las emociones, que aparecen al principio y al final del proceso, no podríamos tomar decisiones.
Esa distribución coincide con las partes del discurso retórico.
El discurso comienza con el exordio, que intenta influir emocionalmente en el auditorio. Le siguen después dos partes racionales, la narración y la argumentación, en la que se exponen los hechos y los argumentos.
Y, finalmente, se recurre otra vez a las emociones en la peroración, para animar a los oyentes a que tomen su decisión.
La recuperación de la Retórica
Las normas de la Retórica tradicional siguen siendo perfectamente válidas en la sociedad actual. Hablar en público y persuadir es necesario en muchas actividades y profesiones (docencia, abogacía, política, relaciones públicas, publicidad, actividad empresarial…).
Sin embargo, el rechazo romántico de la Retórica supuso que se dejara de enseñar algo tan fundamental como es hablar bien en público. Por eso hemos creado un cuarto nivel de Neurooratoria persuasiva para la recuperación de la Retórica, cuya validez ha sido refrendada por la neurociencia, solucionaría fácilmente esa carencia.