LA IMPROVISACIÓN: UN ARTE
Por. Eglis Gaínza
Los comunicadores de la actualidad como profesionales de la palabra deben dominar la habilidad de improvisar la cual se va desarrollando con el tiempo y el conocimiento. He conocido excelentes lectores y muy buenos habladores, pero no tantos los que han desarrollado el arte de improvisar que viene de la lectura y la interpretación elevada de la realidad que te rodea dando un significado especial a tus palabras en un orden coherente, aunque no construido previamente.
Es la actuación o acción realizada por un individuo o conjunto de personas ante una creación narrativa espontánea, mediante el uso de recursos, plantillas y mecanismos de interpretación.
La improvisación consiste en concebir y ejecutar cualquier acción de forma simultánea. Así, mantener una conversación sin unas directrices previas, como un guión, es improvisar, aunque pueda estar carente de una intención artística.
De forma semántica, improvisar significa realizar algo sin haberlo preparado con anterioridad. Sin embargo, puede ocurrir que sea necesaria una preparación previa para poder improvisar, aunque otros autores reniegan de esta idea. Así, un músico puede necesitar tener un cierto dominio técnico y musical para improvisar una obra musical en un piano; pero no deja de ser cierto que una persona que no haya tocado jamás ese instrumento puede presionar las teclas como le parezca y producir así una composición artística.
Para lograr una buena técnica de improvisación se requiere:
Escucha: Capacidad para percibir el entorno e interpretarlo y así ofrecer una respuesta a cambio.
Aceptación: Todas las ideas son incorporadas y asumidas como la mejor y única, no se deben juzgar las propuestas.
Imaginación: Para reaccionar ante las circunstancias dadas. La habilidad para unir diferentes conceptos en uno nuevo, creando nuevos significados.
Espontaneidad: Reaccionar a los estímulos de manera auténtica, sin pensarlos. La autenticidad del improvisador se determina por su profunda honestidad al improvisar, por la menor cantidad de censuras que tenga entre su inconsciente y consciente.
La práctica hace al Monje, entonces también al artista, unos con más o menos talento, pero el arte sigue siendo, como la comunicación subjetivo. Aunque si no sabes improvisar no pierdas la oportunidad de callar.