EJERCICIOS PARA REDUCIR LA LIMITACIÓN VOCAL
EJERCICIOS PARA REDUCIR LA LIMITACIÓN VOCAL
Al realizar estos ejercicios, asegúrate siempre de tener la mandíbula y los músculos de la garganta relajados. Realízalos en períodos cortos cada día, con tantas repeticiones como puedas sin agotar tu mecanismo vocal.
1. Recuéstate sobre el suelo o en un colchón duro, respira desde el abdomen y exhala despacio a través de la boca. Concéntrate en relajar tus labios y mandíbula permitiendo que estén abiertos. Luego relaja la garganta. Cada vez que exhales, el flujo de aire desde la garganta a la boca deberá ser suave y sin obstrucciones.
En la misma posición, exhala con una suspiro largo y di “aah”. Repite y abre bastante la boca, como si bostezaras. Después, en la siguiente serie de exhalaciones, sigue jadeando, pero esta vez cuenta despacio hasta cinco. Repite el ejercicio hasta que puedas decir cada palabra sin esfuerzo.
2. Ahora sentado, vuelve a repetir los ejercicios anteriores. Luego cuenta hasta cinco aprovechando toda tu voz. Si sientes presión en la garganta, repite los ejercicios recostado sobre la espalda.
3. Realiza los ejercicios anteriores de pie. Al final serás capaz de producir una fonación abierta contando hasta 100 y tomar de nuevo aliento cada cinco números.
Ejercicios para reducir la respiración entrecortada
Para estos ejercicios es necesario que grabes tu voz y la escuches o que alguien te escuche para ayudarte a distinguir entre una voz entrecortada y una voz plena.
1.Emite un sonido “iii” al grabar tu voz o al hablar a tu oyente. La respiración entrecortada o el aire que se escapa se podrán distinguir en el tono vocal. Repítelo hasta que el tono vocal y el flujo de aire puedan escucharse independientemente el uno del otro. A continuación, repite este ejercicio usando el sonido “aah”.
2.Después, emite sonidos “iii” cada vez con más volumen. El flujo de aire que se escapa disminuirá en algún punto de tu rango de volumen, lo que significa que estarás vocalizando plenamente. Realiza el mismo ejercicio con sonidos “aah”. Concéntrate en la sensación así como en el sonido de tu voz.
Deberás sentir la vibración en alguna parte del puente de tu nariz; lo que se conoce como el centro vocal. Mantén la misma sensación y sonido al mismo tiempo que disminuyes lentamente el volumen. Cada vez que se escuche tu respiración, aumenta el volumen hasta que no la puedas oír. Después vuelve a bajar la voz. Repite este ejercicio hasta que puedas bajar la voz sin producir sonidos entrecortados.
Mejora tu articulación
Para mejorar tu articulación, primero deberás proponerte cuidar tu forma de hablar. Llegarás a hablar lo mejor que puedas y ya no hablarás más de forma descuidada, distraída o incorrecta.
Segundo, deberás ser capaz de abrir la boca tanto como sea posible. Si hablas con los labios y dientes medio cerrados se te entenderá igual que si hablaras con la boca tapada. Abre la boca. Tercero, afloja esos labios perezosos. Consigue que tus labios sean flexibles, que envuelvan las palabras como si cada una fuera un delicioso bocado. Cuarto, procura que la lengua esté en su sitio. No te resultará tan difícil ya que la lengua suele moverse sin seguir indicaciones conscientes. Pero si llega a entorpecer tus palabras, deberás de forma consciente hacer que responda a tus deseos. Y finalmente, practica. Cada vez que hables, no olvides pronunciar correctamente cada palabra. Los músculos que intervienen en el habla deberán estar entrenados y ejercitados de la misma manera que entrenarías otros músculos de tu cuerpo para una actividad atlética. A medida que realices los siguientes ejercicios, exagera las acciones indicadas sin olvidarte de respirar con el diafragma. El secreto de una articulación correcta es la posición de los labios, la lengua y los dientes. El propósito de estos ejercicios es ayudarte a conseguir la mayor flexibilidad posible.