CAMBIA TU REALIDAD TRABAJA CON EL EGO.
CAMBIA TU REALIDAD TRABAJA CON EL EGO.
En nuestras sociedades constantemente estás sintiendo algún malestar, puede ser una punzada de ira, dolor, recelo, desconfianza o traición, piensa: “Eso es lo que siente mi ego. Entiendo por qué. Estoy muy acostumbrado a ello. Le seguiré la corriente mientras dure”. Ahora deja que el sentimiento corra. Enójate todo lo que tu ego quiera; visualiza fantasías de venganza o autocompasión, o lo que tu ego considere apropiado. Imagina que te hinchas con tu sentimiento; éste se extiende desde ti como la onda de choque de una explosión en cámara lenta.
Sigue esta onda tan lejos como quiera ir; mírala cómo se adelgaza más y más conforme se extiende al infinito, llenando el universo entero si así lo desea. Respira profundamente si lo necesitas, con el Fin de que la onda del sentimiento salga de ti y vaya hacia fuera. No establezcas un tiempo determinado. El sentimiento puede ser tan fuerte que requiera algún tiempo antes de querer expandirse.
Ahora, conforme ves la onda desaparecer hacia el infinito, mírate y verifica si está presente alguno de los siguientes pensamientos:
- Una risita, el deseo de reírte de ello.
- Un encogimiento de hombros, como si no importara.
- Una sensación de calma o paz.
- Verte como si estuvieras viendo a otra persona.
- Un profundo suspiro de alivio o agotamiento.
- Un sentimiento de liberar o dejar ir.
- Una comprensión súbita de que la otra persona puede tener razón.
Estos sentimientos reveladores surgen en nosotros cuando estamos cruzando la frontera invisible entre el ego y el yo real. Si sigues cualquier emoción lo suficiente, ésta terminará en silencio. Pero es demasiado pedir llegar tan lejos siempre. El objetivo es llegar por lo menos a la frontera, la línea donde las necesidades del ego empiezan a perder su control sobre nosotros.
- Cuando ríes, pierdes la necesidad de tomarte tan en serio.
- Cuando encoges los hombros, pierdes la necesidad de inflar las cosas desproporcionadamente.
- Cuando te sientes calmado, pierdes la necesidad de sentirte perturbado o montar un drama.
- Cuando puedes verte como si fueras otra persona, pierdes la necesidad de ser el único que cuenta.
- Cuando sientes alivio o agotamiento, pierdes la necesidad de aferrarte al estrés. (Esto también indica una reconexión con tu cuerpo en vez de vivir en tu cabeza.)
- Cuando comprendes súbitamente que la otra persona puede tener razón, pierdes la necesidad de juzgar.
Hay otras señales reveladoras de que estás dejando el ego atrás. Si caes en el patrón de sentirte fácilmente ofendido, superior o inferior, querer lo que viene a ti y envidiar lo que otros obtienen, o imaginar que las personas hablan a tus espaldas, puedes manejar cada uno de estos sentimientos tal como lo hiciste en los ejemplos previos.
Alivia el sentimiento, permite a tu ego llevarlo tan lejos como quiera, y mira cómo se expande hasta disolverse en la orilla del infinito.
Este ejercicio no disipa todos los sentimientos negativos.
Su propósito es proporcionarte un encuentro cercano con tu yo real. Si lo practicas con esa intención, te sorprenderá cuán fácil será escapar de las emociones que te han controlado durante años.